El Viernes Santo ya acaba; apenas nos queda una carrera apresurada hasta Doña María Coronel y, para los más jóvenes y jartibles, cruzar el puente para encontrarse con la O y el Cachorro. La cofradía de Montserrat, con su porte decimonónico, avanza por lo que se llamó la Laguna -resto de un brazo del Guadalquivir- y que fue lugar de mancebía hasta tiempos no muy remotos donde recalaban los marineros de los barcos atracados en el vecino muelle. La Cofradía de Montserrat transcurre por la Laguna mientras la banda de la Esperanza de Triana, que acompaña al Cristo de la Conversión, interpreta la marcha Silencio Blanco.
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