¿Habías oído hablar antes de este poderosísimo sacramental?
¡Estoy casi seguro que no! Porque cuando el Enemigo descubre algo que está lleno de Gracias Divinas, que es tan poderoso contra él y que hace tanto bien a la gente, intentará ocultarlo o destruirlo.
El Crucifijo del Perdón nos anima a meditar la pasión de nuestro Señor y de la Virgen Dolorosa. Ella misma le dijo a Santa Faustina Kowalska: “Sé valiente, no tengas miedo de los obstáculos engañosos, sino contempla atentamente la Pasión de mi Hijo y de este modo vencerás”. (Diario, 449).
El Crucifijo fue presentado al Papa San Pío X en el Congreso mariano de Roma en 1904. Al ver el Santo Padre que realmente era un instrumento de la gracia, no sólo lo aceptó, sino que le concedió unas indulgencias impresionantes.
Te comparto un poco de su historia… Durante la Primera Guerra Mundial, el ejército norteamericano distribuyó, entre sus soldados, unos Rosarios conocidos como “Rosarios de Combate”, que habían sido elaborados en 1916. Muchos de los combatientes atribuyeron la salvación de sus vidas al hecho de llevar consigo este Rosario, que también fue portado por combatientes en la Segunda Guerra Mundial.
De este Rosario de Combate americano colgaba el denominado Crucifijo del Perdón, que es un verdadero crucifijo puesto que tiene a Cristo en la cruz. En su parte frontal, sobre la imagen de Nuestro Señor Jesucristo, aparece la inscripción: Jesús Nazareno Rey de los judíos. Es decir, está escrito el Santo Nombre de Jesús, “el único nombre dado a los hombres para su salvación” y ante el que “toda rodilla se dobla en el cielo, en la tierra y en los abismos”.
En su reverso, en los brazos, aparece la frase: “Padre perdónalos”. Esta frase es la que da origen al Crucifijo del Perdón. Cuando Jesús, en la cruz, dirige esta oración al Padre, está pidiendo perdón a nombre de TODA la humanidad. Muchos santos y exorcistas dicen que ese es el mayor exorcismo de toda la historia. Ni todos los exorcismos hechos por todos los exorcistas juntos pueden compararse. Y puesto que el demonio no soporta que alguien perdone o pida perdón, cuando nosotros lo hacemos en el nombre de Jesús, el enemigo pierde completamente su poder contra nosotros.
Verticalmente encontramos la inscripción: “He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres” que le dió a Santa Margarita María de Alacoque, y se completa con el Sagrado Corazón de Jesús, del que brotaron la Sangre y el Agua de nuestra salvación, en el centro, y a los pies de la cruz aparece una estrella, que simboliza a la Virgen María como Estrella de la Mañana, además de un monograma con las letras A y M, de Auspicium María, que significan “bajo la protección de María”, que está hasta abajo del mástil queriendo indicar el lugar que ocupó la Santísima Virgen a los pies de Su Divino Hijo crucificado.
Existe una versión del Crucifijo del Perdón en la que a ambos lados aparecen la Medalla Milagrosa y la Medalla de San Benito, pues en los Rosarios de combate originales aparecían separadas del crucifijo. Que te invitamos a buscar los significados de las medallas…
Y si ya con estos símbolos es poderoso, lo es mucho más por las impresionantes indulgencias concedidas por el Papa San Pío X:
1. A quien lleve el Crucifijo del Perdón con devoción y siempre que esté bendecido por un sacerdote de acuerdo al Ritual Romano.
2. Cada vez que se bese con verdadera devoción.
3. Quien pronuncie ante el Crucifijo las siguientes invocaciones: “Padre nuestro que estás en el cielo, perdona nuestras ofensas como también perdonamos a los que nos ofenden” o “Ruego a la Bienaventurada Virgen María, que pida al Señor, nuestro Dios, por mí”.
4. Y también podemos ganar indulgencias en las siguientes festividades litúrgicas:
• El Viernes Santo.
• Hallazgo de la Santa Cruz (3 de mayo).
• Festividad de la Preciosa Sangre de Cristo (1 de julio).
• Festividad de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre).
• Festividad de los Siete Dolores de la Santísima Virgen María (15 de septiembre).
• Festividad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre).
5. Cualquier persona que, al momento de su muerte, fortificada por los Sacramentos de la Iglesia o, en caso de que sea imposible recibirlos, con corazón contrito, besando este Crucifijo y pidiendo perdón a Dios por sus pecados y los de sus semejantes, puede ganar la indulgencia plenaria.
Por último, el 14 de noviembre de 1905, el Papa Pío X concedió que las indulgencias obtenidas por medio del Crucifijo del Perdón, fuesen aplicables a las Benditas Almas del Purgatorio. ¡Aprovechemos este gran regalo de la misericordia del Señor, a través de la iglesia, para toda la humanidad en estos tiempos tan difíciles y delicados!
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