Lo inefable
Yo muero extrañamente . . . No me mata la Vida,
No me mata la Muerte, no me mata el Amor;
Muero de un pensamiento mudo como una herida . . .
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor
De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida,
Devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
Que os abrasaba enteros y no daba un fulgor? . . .
Cumbre de los Martirios! . . . Llevar eternamente,
Desgarradora y árida, la trágica simiente
Clavada en las entrañas como un diente feroz! . . .
Pero arrancarla un día en una flor que abriera
Milagrosa, inviolable! . . . Ah, más grande no fuera
Tener entre las manos la cabeza de Dios!!
De "Cantos de la mañana" (1910)
¡Oh, Tú!
Yo vivía en la torre inclinada
de la Melancolía...
Las arañas del tedio, las arañas más grises,
en silencio y en gris tejían y tejían.
¡Oh, la húmeda torre!...
Llena de la presencia
siniestra de un gran búho,
como un alma en pena;
Tan mudo que el Silencio en la torre es dos veces;
Tan triste, que sin verlo nos da frío la inmensa
sombra de su tristeza.
Eternamente incuba un gran huevo infecundo,
Incrustadas las raras pupilas más allá;
O caza las arañas del tedio, o traga amargos
Hongos de soledad.
El búho de las ruinas ilustres y las almas
Altas y desoladas!
Náufraga de la Luz yo me ahogaba en la sombra...
En la húmeda torre, inclinada a mí misma,
A veces yo temblaba
Del horror de mi sima.
…..
¡Oh Tú que me arrancaste a la torre más fuerte!
Que alzaste suavemente la sombra como un velo,
Que me lograste rosas en la nieve del alma,
Que me lograste llamas en el mármol del cuerpo;
Que hiciste todo un lago con cisnes, de mi lloro . . .
Tú que en mí todo puedes,
En mí debes ser Dios!
De tus manos yo quiero hasta el Bien que hace mal . . .
Soy el cáliz brillante que colmarás, Señor;
Soy, caída y erguida como un lirio a tus plantas,
Más que tuya, mi Dios!
Perdón, perdón si peco alguna vez, soñando
Que me abrazas con alas ¡todo mío! en el Sol . . .
De "Los cálices vacíos" (1913)
Ещё видео!