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El "colomer" era el espacio en las antiguas casas de pueblo en el que se ubicaban los palomos de competición, arraigada afición de origen árabe muy practicada en la zona levantina. Solía estar en la zona más alta de la casa.

Este es el caso de El Colomer, una habitación exterior en la última planta de El Cantó, con techo abuhardillado y bóvedas marcadas por vigas de madera. Se trata de una amplia y luminosa estancia con detalles de piedra vista, con una gran cama con cabecero de madera y una banqueta a los pies de esta.

Tiene un armario empotrado de grandes puertas restauradas y una pequeña cómoda coronada por un espejo.

El Colomer de El Cantó dispone de televisión, un sillón, un baño con ducha y mucha luz. Tiene un balcón practicable en el que se ubican plantas de temporada.

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