No entiendo muy bien qué empeño hay en retorcer el lenguaje en función de peregrinas ideas políticas. Esto sucede cada día, fundamentalmente en prensa, donde vemos como se confunden los términos; emigrante, migrante e inmigrante. Lo cierto es que es muy sencillo: cuando la persona sale de su país es un emigrante, en el trayecto es migrante y al llegar a otro país es inmigrante; por lo que todos los que ya tenemos en España son inmigrantes no migrantes. Es capital utilizar nuestra lengua de manera correcta y no permitir que los políticos jueguen a académicos de la lengua.
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