Lo primero que supe del pájaro moscón en el campo fue su reclamo lastimero que salía insistentemente de la alta copa de un chopo en un soto lleno de pájaros en Ontiñena. “Tsiiíi…tsiiíi…tsiiíi”. Me acompañaba entonces Juan Carlos, uno de los mejores ornitólogos de Aragón y me explicó que debía de estar absorto en la construcción de su nido y que en esas ocasiones son difíciles de observar. El aire en el bosque de ribera estaba cubierto de los vilanos algodonosos de los árboles con esa atmósfera especial que esto crea. Así que la parejita de moscones no se podría quejar de falta de material para elaborar su espectacular nido.
La especie tenía entonces su verdadero baluarte poblacional ibérico precisamente en el valle del Ebro y para mí, que me iniciaba entonces en la observación de aves, aquella excursión por los Monegros fue un episodio inolvidable.
Más tarde, lo pude observar en los Aiguamolls de l’Empurdà, desde un observatorio. Un adulto parando unos segundos en el carrizo frente al ventanuco desde el que yo observaba el humedal. Y también recuerdo unos pollos volanderos a los que me costó identificar mientras pululaban por la vegetación palustre en el delta del Llobregat.
Sin embargo, el lugar donde más he podido disfrutar de esta especies en el delta del Danubio, en Rumania. Durante nuestras expediciones a aquel inmenso y salvaje humedal con Ecowildlife Travel, hemos podido comprobar porqué este espacio es uno de los paraísos mundiales de la especie. Sus extensas saucedas, fresnedas y choperas, los infinitos carrizales le proporcionan biotopo y material para la construcción de sus nidos. Y la tranquilidad de la que disfrutan, puesto que prácticamente solo te puedes aproximar a ellos desde el agua, permite observar su comportamiento desde una barca sin que ello les genere estrés.
Eso nos ha permitido observar buena parte de su comportamiento reproductor. Apareamiento, cópulas…la construcción del nido, primero el macho y luego en pareja.
La hembra acondicionando el habitáculo con el material aportado por su galán. Aunque lo que quizá no sabe ella es que, como se ha podido estudiar en aquellos humedales, el macho del moscón puede llevar vidas paralelas y mantener varias familias a la vez durante el periodo de cría. Pero no estamos allí para cuestionar qué tipo de familia escogen nuestros pajarillos.
En cualquier caso, como tantas otras especies de la avifauna del delta del Danubio, el pájaro moscón nos regala a los que lo visitamos la posibilidad de disfrutar de jornadas de campo difíciles de igualar. Si os apetece compartirlas con nosotros, durante el final del verano y el próximo otoño tenemos nuevas salidas programadas.
El proximo mes de Septiembre salimos de nuevo al Delta del Danubio si nos quieres acompañar tienes toda la información en este enlace
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