Daniel Ortega cambió su postura con respecto a la situación de Siria, tras el derrocamiento del dictador Basahr Al Assad, luego que este huyera del país y se refugiara en Rusia. Ortega pasó de una declaración oficial de apoyo al régimen sirio y de condena a la escalada del conflicto, hace 10 días, a una actitud conciliadora.
El 1 de diciembre de 2024, la cancillería nicaragüense condenó y rechazó el aumento de la ofensiva lanzada por los insurgentes sirios, que en 11 días tomaron el poder en la capital y forzaron la huida del dictador.
Este 9 de diciembre de 2024, durante una graduación de Oficiales del Centro Superior de Estudios Militares, el dictador nicaragüense dijo que: “Dios ha de querer que ahora llegue la paz a Siria”. Mantuvo un tono comedido, restringiendo las ofensas continuas y aseguró que llama a la paz. Terminó definiéndose escéptico, frente los acontecimientos en el país de medio oriente.
Analistas internacionales consultados por CONFIDENCIAL, aseguran que la prudencia de Ortega se debe a que los rusos demostraron que no cuentan con la capacidad de mantener el apoyo a un gobierno aliado, en una situación de crisis militar. Y que al final, el gobierno de Putin terminó entendiéndose con las fuerzas rebeldes sirias para conservar los pocos intereses que preservan en ese país. La agencia estatal RIA Novosti aseguró que los insurgentes sirios garantizaron a las autoridades rusas que las instalaciones militares y sus sedes diplomáticas, no corren peligro.
