Madrid, 4 abr (EFE).- El actor norteamericano, Anthony Perkins, el inquietante Norman Bates de "Psicosis" cumpliría 80 años si no hubiera fallecido víctima del sida en 1992.
Poseedor de un gran talento triunfó en Broadway con "Té y simpatía" de Elian Kazan, en Hollywood destacó con de "The actress", de George Cukor y "La gran prueba" con Gary Cooper, por la que fue nominado al Oscar.
Alcanzó fama interpretando a jóvenes inseguros y atormentados, pero su lanzamiento internacional llegó con "Psicosis" dirigido por Alfret Hitckcock, que pasó a la historia por su inolvidable escena de la ducha.
Su papel de asesino neurótico que interpretó en cuatro ocasiones, además de dirigir la tercera, acabó estigmatizándolo. Después rodó "La hora final" de Stanley Kramer, "Cazador de forajidos" de Anthony Mann, "Los gusanos no llevan bufanda" de Javier Elorrieta y sobresalió en "El proceso" de Orson Welles.
Ganador del premio Donostia del Festival de San Sebastián, fue también guionista y director de cine y teatro.
Bisexual y adicto a las drogas tuvo dos hijos los músicos, Oz y Elvis Perkins, con la fotógrafa Berenson que defendió su memoria hasta el 11-S cuando su avión se estrelló contra las Torres Gemelas.
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