Aterrizamos a finales de Noviembre en el aeropuerto de Barcelona, es invierno, la gente va con jersey, pero para nosotros que venimos de Alemania, donde si que hace ya frío de verdad, la verdad es que nos encontramos con un día especialmente soleado, y al solecito se está rico. Además mi mejor amigo ha venido a recogernos en coche al aeropuerto. Y se lo decimos: "!!Oye Ramón, que no queremos ir a Barcelona, que hoy hace día de playa!!!. La verdad es que Ramón no sabe decirnos que no, y desde el mismo aeropuerto nos vamos directamente a la cercana playa de Castelldefels.
Castelldefels para los catalanes no es una simple playa, es "la playa", prácticamente comienza en el aeropuerto, y prolonga por 8 kilómetros hasta las montañas del Garraf, así que con esa enorme longitud de playa, os podéis imaginar que se puede hacer de todo.
Ahora hay un hermoso paseo nuevecito por el que caminar, o sentarse en una terracita (foto 1), comprar las últimas pelis en los "video-manta" (foto 2), y como no, saltar en la arena de la playa (foto 3). Parece que hubo una buena tormenta con fuerte marejada, y lo que normalmente es una super-playa, super-lisa, ahora tenía el escalón perfecto para saltar y divertirse (fotos 4 y 5).
Lo de acabar en el agua con niños, era una cuestión de tiempo, no de que esté fría o caliente, y todos acabamos en ella, al menos hasta la espinilla (fotos 6 a 8).
Estamos contentos y felices, no hay mejor lugar a donde ir con la familia y los amigos que a la playa: buscamos conchas (foto 9), disfrutamos de las vistas del mar y las montañas (foto 10), vemos a los surfistas (foto 11), hacemos nuestros castillitos en la arena (foto 12), hasta que nos entra hambre, y bocadillo de tortilla con refrescos al sol tirados en la playa (foto 13). ?Hay algo más "typical spanish"???.
Después caemos derrotados, otros hacen footing (foto 14). Yo le doy las gracias a mi amigo Ramón (foto 15)...
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