La Catedral de Santander está dedicada a Nuestra Señora de la Asunción y tiene un aspecto exterior austero tras las reformas sufridas tanto en la Edad Media, como tras la explosión del vapor Cabo Machichaco en 1893, la guerra civil y especialmente tras el ciclón de 1941 que provoco el gran incendio de la ciudad, que obligo a realizar una compleja reconstrucción de la catedral entre los años 1942 y 1953.
Se yergue sobre el antiguo cerro de Somorrostro, que los romanos utilizaban para el abastecimiento de la ciudad dominando la bahía, perdurando este enclave a lo largo de los siglos.
Recientes excavaciones arqueológicas confirman que aquí estaban las instalaciones termales de la población romana de Portus Victoriae. En el siglo VIII, tras el avance musulmán, se trasladaron aquí y se enterraron, en lo que fue un horno de las termas, las cabezas de los soldados romanos martirizados en el año 299 en Calahorra, Emeterio y Celedonio.
En tiempos de Alfonso VII, esta abadía de los Cuerpos Santos se convirtió en colegiata, siendo de Patronato Real, pasando a ser la Catedral de la nueva diócesis de Santander en 1754.
La iglesia baja, llamada "cripta o parroquia del Cristo" se levantó entre finales del siglo XII y principios del XIII. Se accede por dos puertas tardo románicas cobijadas por un atrio en el costado norte. La principal y la Puerta del Perdón. Entre las puertas hay un ventanal tardo románico que iluminaba las reliquias de los mártires.
El interior, de transición del románico al gótico, tiene planta basilical de tres naves de cuatro tramos y cabecera de triple ábside poligonal, algo posterior.
Las naves están separadas por robustos pilares cruciformes con dos columnas en cada frente y una en cada codillo. Las dobles columnas sujetan los arcos perpiaños y formeros, y las columnas acodilladas los nervios de las bóvedas de crucería.
Este amplio espacio, de escasa altura e iluminación, fue diseñado para soportar la iglesia superior. El suelo de parte de la nave del Evangelio está acristalado para observar los restos termales romanos.
La iglesia alta es el templo catedralicio realizado tras finalizarse la iglesia baja, de finales del siglo XIII a finales del XIV. La puerta de acceso está en el lado Sur, entrando por el claustro, con abundancia decorativa concentrada en las jambas. Tiene labrados los primeros escudos del reino con castillos y leones, tras la unificación de Castilla y León en tiempos de Fernando III, cuyo hijo Sancho fue abad de este lugar.
Posee planta basilical de tres naves de diferente altura, separadas por pilares fasciculados y arcos apuntados, con bóvedas de crucería simple. En los siglos XVI y XVII se construyeron las capillas periféricas.
No tiene triforio por el sencillo alzado de dos niveles. El primero de arcos formeros que separan las naves y el segundo, el claristorio con vanos apuntados sencillos al que en su restauración, tras el gran incendio, se incorporaron capiteles. También se sustituyó la cabecera de José de Cereceda del siglo XVIII, de importantes elementos barrocos, por otra nueva construcción con crucero, cimborrio, ábside y girola duplicando así la capacidad del edificio original.
Su decoración se limita a ménsulas, capiteles, claves y algún friso de carácter vegetal o historiado, algunas réplicas de los calcinados y otras con nuevos temas.
La mayoría de los retablos proceden de otras iglesias o son de nueva factura, y las imágenes son actuales.
Tras finalizar la iglesia alta se construyó el claustro gótico, sobrio y funcional de planta trapezoidal, en el lugar que ocupa el barrio altomedieval “del Ciminterio”, donde estaba el cementerio de la ciudad, y que a principios del siglo XIV ordenó derruir el abad Nuño Pérez de Monrroy, canciller de la reina María.
Se inició su construcción por la nave norte de la puerta de la iglesia, y se terminó con la nave sur, que hace un centenar de años todavía se asomaba al mar.
Sus pandas se cierran a la parte del jardín por galerías arqueadas y con esbeltos parteluces, con arcos apuntados que se apoyan sobre columnas de fuste de sección octogonal, estando envuelto externamente cada grupo de cuatro arcos por un robusto arco escarzano. Entre los grupos de arcos y columnas hay grandes contrafuertes que soportan los nervios cruceros de las bóvedas de crucería de las galerías. Las naves estaban jalonadas de capillas.
En el claustro se conservan muchos bultos sepulcrales de abades y caballeros, procedentes de las estas dos iglesias y de otras de la ciudad, junto a claves y capiteles tallados recuperados durante la reconstrucción tras el gran incendio.
Dos veces esta ciudad se sobrepuso a las desgracias y tubo que resurgir de sus cenizas, sin contar los numerosos bombardeos durante la guerra civil y el impacto del terremoto de Arredondo. Hoy es una bellísima ciudad, que silencia los peores momentos y catástrofes de su historia.
