La misa de Navidad que cada año celebra la familia real británica en la finca de Sandringham es un buen medidor para saber cómo están las cosas entre los Windsor. Si 2017 supuso la llegada de Meghan Markle (cuando aún no estaba casada con el príncipe Enrique) y 2018 fue la confirmación del buen ambiente que se respiraba entre la exactriz y su cuñada, Kate Middleton, este 2019 era el momento para comprobar las presencias y las ausencias. Destacaban sobre todo tres: los duques de Sussex, el príncipe Andrés —hijo de Isabel II— y el marido de la soberana, el duque de Edimburgo. De todos ellos el único que ha asistido es Andrés, Duque de York.
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