El video enviado a familiares de los cinco jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno, Jalisco, es perturbador, difícil de ver, pero también parece que es imposible no encontrarlo en redes sociales.
Por un lado, quienes se han negado a ver el material y a difundirlo sostienen que hacerlo muestra una total falta de respeto hacia las víctimas.
Del otro lado, se dice que es simplemente un retrato de nuestra terrible realidad.
Independientemente de cuál sea tu postura, ver videos como el de Lagos de Moreno u otro tipo de violencia tienen un efecto en tu cerebro.
En 2014, un grupo de científicos condujo un experimento, puso a dos grupos de personas, uno con rasgos de comportamientos agresivos y otro sin ellos, a ver imágenes violentas
Encontraron que las personas violentas mostraron poca actividad en la corteza orbifrontal, aosciada al autocontrol y las emociones.
Las personas no violentas, en cambio, mostraron señales de estrés postraumático.
Al efecto neurológico que genera la exposición a contenido violento también hay que sumar que la difusión de estos videos normaliza y nos deshumaniza ante la violencia.
Sí, estamos inmersos en contexto de violencia, pero, ¿acaso ganamos algo como sociedad difundiendo estas imágenes?
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