Lo primero que debemos entender es que evangelizamos porque es un mandato de Dios, es decir, es una obligación (aunque eso no quiere decir que sea algo que debamos hacer con disgusto, pues en la ley de Dios el creyente encuentra su placer). Engelsma nos presenta cuatro motivaciones para evangelizar, y ninguna de ellas se desfigura con el hecho ciertísimo de que sólo creerán en el Evangelio aquellos que Dios predestinó para eso. La primera, dice él, “es la obediencia, obediencia al mandato de nuestro Señor, Jesús. Él nos dijo que el arrepentimiento y remisión de pecados deben ser predicados en su nombre a todas las naciones” El evangelismo no es una opción sobre la cual el creyente pueda decidir. Ella es una obligación y cuando no es cumplida se está pecando.
En segundo lugar, evangelizamos porque “tenemos el ferviente deseo de que Dios sea glorificado en toda su creación” John Piper afirma que:
“Contemplamos la gloria del Señor más nítidamente y más crucialmente en el evangelio, tanto que Pablo lo llama de “el evangelio de la gloria de Cristo”, lo que significa – y eso tiene grandes implicaciones en la predicación – que en esta dispensación, cuando no podemos ver la gloria del Señor directamente como veremos cuando Él vuelva en las nubes, la vemos más nítidamente por medio de Su Palabra”.
#LaPredestinación ##laReprobación #LaGranComisión
Ещё видео!