El acceso al agua potable se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza que inunda el día a día de los más de 20.000 vecinos y negocios de los municipios de Almagro y Bolaños de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real.
Las familias dependen para beber y cocinar unos simples macarrones del agua embotellada, que se ha transformado también en la savia que circula por las máquinas de café de bares y restaurantes de dos municipios que reclaman una
solución que les permita definitivamente recibir agua corriente de calidad.
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