La Trinidad se vio magnifica en sus divinas perfecciones y atributos, con la propensión e inefable inclinación a comunicarse fuera de sí. Vio que tan suma bondad era convenientísimo en su equidad, y como debido y forzoso, comunicarse, para obrar según su inclinación comunicativa y ejercer su liberalidad y misericordia, distribuyendo fuera de sí con magnificencia la plenitud de sus infinitos tesoros encerrados en la divinidad... quedándose infinito como si nada diera. Los motivos para hacer toda la creación serían para la mayor gloria ad extra y exaltación de Su Majestad con la manifestación de su grandeza. Dios realizaría sus Decretos en diversos instantes.
Se determinó en primer lugar que el Verbo divino tomase carne y se hiciese visible y se decretó la perfección y compostura de la humanidad santísima de Cristo nuestro Señor y quedó fabricada en la mente divina; y en segundo lugar, para los demás a su imitación, ideando la mente divina la armonía de la humana naturaleza con su adorno y compostura de cuerpo orgánico y alma para él, con sus potencias para conocer y gozar de su Criador, discerniendo entre el bien y el mal, con voluntad libre para amar al mismo Señor.
Dios decretó los dones y gracias que se le habían de dar a la humanidad de Cristo Señor nuestro, unida con la divinidad. En ese mismo instante, como consiguiente y como en segundo lugar, pertenece el decreto y predestinación de la Madre del Verbo humanado. Antes que otra criatura, fueron ordenados, ideados y formados Cristo y su Madre. Después de tener la presencia del Verbo humanado y a su Madre, Dios decretó crear la tierra para ellos. En ese mismo instante, Dios decretó la creación del cielo para que el Verbo Humanado y su Madre lo habitaran, después de dejar la tierra, y Cristo fuese cabeza y Rey de los innumerables seres angélicos que lo poblarían. Después de ese instante, Dios decreto la formación de la raza humana para que Cristo fuese su cabeza y ellos su pueblo e irían todos al cielo a habitar en él después de un corto tiempo en la tierra. Todo fue criado por Cristo y para Cristo y por consiguiente para su Madre, como reina de todo lo creado; el capítulo octavo del libro de la sabiduría nos dice que la sabiduría estaba presente cuando Dios llamaba a la existencia a todas las criaturas, pero la Venerable Madre Sor María de Jesús de Ágreda no dice que dicha sabiduría se refiere a la presencia de Cristo y su Madre, antes de toda la creación ellos estaban ahí; los Padres de la Iglesia creían que el alma de la Virgen María había sido creada antes de la creación y solamente así explican ese capítulo de que la sabiduría jugueteaba y se embelesaba con todas las obras de Dios; en cuanto a la materia de la que estaban hechos, Dios tomó polvo de la tierra para formar a Adán y Eva, entonces separó una porción de materia purísima y la utilizó en sus obras ab eterno, antes de tener la tierra, a Adán y Eva, desde la eternidad Dios lo hizo así; Santa Matilde, Santa Gertrudis la Mayor, La Beata Ana Catalina Emmerick y la autorizada María Valtorta hablan sobre esa materia purísima con la que Dios formó la humanidad de Cristo y a su Madre Santísima, varios santos y místicos católicos revelan lo mismo. ¿Que hay de imposible para Dios? ¡Todo lo puede!
Dios eterno, Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, Dios comunicándose ad intra, consigo mismo. Al primero que comunica sus divinos dones y atributos es a su Cristo, el Verbo humanado que esta ahí, con Dios, antes de que Dios llame a la existencia a toda criatura; y por consiguiente Dios forma a la Madre del Verbo humanado, Él quiere tener ahí a su Madre Santísima; en la eternidad, ambos: El Verbo humanado y su Madre están ahí participando y recreándose con las obras divinas... Todo fue creado por Cristo y para Cristo y sin el nada sería hecho.
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