Apenas unas porciones de muros de piedra quedan del Mesón de Sela de Murias, que tuvo dos plantas, arriba con habitaciones para los arrieros y viajeros en general y abajo con horno de pan, almacén y caballerizas. No se conoce su origen pero sí que estuvo abierto hasta finales del siglo XIX. Dado que algunas recuas arrieras hicieron fortuna se conoce también esta ruta como del estraperlo. Las recuas estaban formadas por mulas y caballos que transportaban pescado salado, productos de las fraguas de la comarca y otras mercancías a Castilla. De vuelta traían trigo y vino, introduciéndolo también en Galicia gracias a la lancha que en marea alta cruzaba el Eo en Porto, frente A Veiga/Vegadeo. En este mesón, como en otras ventas del itinerario, se paraba a comer y dormir, descansando hombres y animales. Ahora solo queda el recuerdo, aquí en el Camín Real de Bustelo, ya dejada atrás la subida entre el selvático boscaje, caminando ahora en terreno más abierto que nos permite ver, abajo, el profundo valle formado por el río y a la izquierda las cuestudas praderías de las caserías El Fulgueiral y Tremiado.
Del mesón salimos a la carretera que va a Bustelo, en lo alto de estas montañas mientras volvemos a ver la boca de la ría en el lejano horizonte. Pero hacia Bustelo realmente no vamos: en un importante cruce, tomaremos el camino asfaltado que baja hacia Abres, cabeza de esta parroquia veigueña a la que acabamos de entrar
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