La presencia de microplásticos o nanoplásticos en el agua destinada a consumo humano -aunque sea en cantidades muy pequeñas- es un motivo de atención ciudadana y científica creciente. La reciente publicación en la revista PNAS de un estudio que indicaba que gracias a un nuevo sistema de análisis se sospecha que el agua envasada en botellas de plástico de un solo uso puede contener cientos de miles de nanoplásticos no contados hasta ahora justifica una vez más la necesidad de aumentar el estudio y control de esta potencial fuente de contaminación y amenaza para la salud.
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