Esta semana viaja a los orígenes en tierras de Aliste () para conocer sus célebres . Cualquier día del año, las calles y plazas de Riofrío de Aliste, de Abejera de Tábara y de Sarracín de Aliste permanecen en silencio. Es la estampa rural de muchas pequeñas poblaciones del noroeste zamorano que, a simple vista, parecen mudas… Pero cuando llega el primer día del año, el 1 de enero, con las primeras luces del alba, los Carochos, Diablos y Cencerrones irrumpen en la tierra alistana, salen a las calles, recorren las casas, corren, gritan y cisnan a sus paisanos y recrean un rito ancestral que se pierde en la noche de los tiempos. El sonido de los cencerros rompe el silencio y envuelve a sus gentes en cortinas de humo y nubes de ceniza. Son los Carochos, que resucitan puntualmente para simbolizar, una vez más, el bien y el mal, fertilidad y la vida.
