Madrid, 23 abr (efesalud.com). Cuando sufrimos una primera luxación de hombro, normalmente por un accidente o un encontronazo deportivo, se suele iniciar un ciclo de lesiones en la articulación debido al daño ocasionado en el cartílago que recubre tanto la glenoides de la escápula como la cabeza del húmero; una circunstancia traumatológica similar a un círculo vicioso que nos hace plantear la pregunta: ¿Qué fue antes, la luxación o la inestabilidad del hombro... el huevo o la gallina?
El hombro, que es la articulación que une el brazo y el tronco del cuerpo humano, permite una gran amplitud de desplazamientos en rotación, separación, elevación y flexión, pero es realmente inestable. Su coordinación viene determinada por tres huesos (clavícula, escápula -omóplato- y húmero), además de sus respectivos músculos, tendones y ligamentos.
La mayoría de los dolores que se producen en el hombro se deben a inflamaciones por bursitis y tendinitis, incluso por desgarros en algún tendón; aunque también tiene su protagonismo la inestabilidad en la articulación generada por la tendencia del húmero a salirse de la cavidad distal del omóplato.
Este cápsula articular, confluencia de dos superficies, es ciertamente deslizante debido a que la cabeza del húmero, de forma convexa, es bastante mayor que su receptáculo en la glenoides de la escápula, que tiene forma cóncava.
"Básicamente estamos ante una bola y una copa de diferente tamaño, como si habláramos de una bola de golf en comparación con un tee -soporte de plástico que se clava en la tierra, utilizado por los golfistas para apoyar la bola en la salida de cada hoyo del campo de golf antes de golpearla en dirección al agujero abanderado en el green-", ilustra el Dr. Álvaro Colino Castro, cirujano y traumatólogo especialista en miembro superior de la Clínica CEMTRO de Madrid..
Esta desproporción física, unida a la gran libertad de movimientos que concede la articulación a nuestro cuerpo, propicia luxaciones de hombro, con mayor prevalencia en varones jóvenes de 18 a 30 años.
"Además, esta luxación -separación fácil de dos partes articulares causada por inestabilidad- es muy frecuente; y eso a pesar de que todo el conjunto de la articulación está bien sujeta por sus partes blandas, ligamentos o por la musculatura intrínseca al hombro", destaca.
De hecho, son muchos los fallos articulares por accidentes, caídas, golpes, movimientos bruscos o trompazos deportivos.
Algunas de estas luxaciones se solventan con maniobras de reducción y reposo con cabestrillo; pero otras tantas se restañan en los quirófanos, donde también se diagnostican sorpresas cartilaginosas añadidas, como la lesión de Hill Sacks.
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