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De todos los artistas que han pasado por el canal, creo que la única que nunca necesitó presentación es Raffaella Carrá, seguramente la cantante italiana más popular de todos los tiempos.
Y como no, si es el ícono kitsch por definición. Y ahí esta la contradicción. Inclusive ignorando la acepción de kitsch de "cursi" o "chabacano" (aspectos difícilmente aplicables a la cantante), generalmente se utiliza para describir algo "del recuerdo" o "pasado de moda". ¿Cómo entonces Raffaella puede ser algo "kitsch" si siempre se ha mantenido tan relevante en el colectivo popular?
Hace unos meses salió un reportaje sobre los mejores artistas que han pasado por el Festival de Viña. ¿La conclusión? La gran mayoría señaló a la italiana en su presentación de 1982. Entre tantos grupos y cantantes de talla mundial han pasado por el escenario, The Police, Elton John, Julio Iglesias, Camilo Sesto, Morrissey, Soda Stereo... y aún así, Raffaella sigue presente en la mente de los chilenos por algo que sucedió hace casi 40 años. Los entrevistados también aludían a algo muy particular: su manejo en el escenario, sus bailarines y especialmente el lograr cantar y bailar al mismo tiempo (y con micrófono de cable!), cosas que hoy son prácticamente una exigencia a los artistas actuales, pero Raffaella fue la pionera.
Y es precisamente esa la palabra que creo que define mucho mejor a Raffaella: "pionera", ya que fue una en todo sentido. Famosa ya es la anécdota de que su ombligo y el "Tuca-Tuca" fueron censurados por el Vaticano por ser demasiado provocadores, en una época en que la Iglesia tenía aún más control que el mismo estado. Pero el público ya lo había visto y lo comenzó a exigir, siendo uno de los primeros hitos del triunfo ante la censura en la TV italiana. Acá pasó algo similar, aunque con su música. Es increíble mirar para atrás y ver todo lo que "la Carrá" logró sacar a luz picarescamente en un periodo en donde sólo existía dictadura y censura. Temas como la liberación sexual, la homosexualidad, el poliamor, feminismo... parecen cosas de hoy y que de hecho, aún siguen causando polarización en la sociedad. Que Raffaella le cantara a ese tipo de relaciones en los 70s y estos fueran éxitos de venta que luego interpretara en la TV abierta, parece casi imposible. Ella abrió pasó a nuevos temas, nuevas figuras, nuevas percepciones: sin quererlo se convirtió en un paradigma total en el campo audiovisual público.
Por otra parte, es difícil no recordar a la cantante por su puesta en escena. Sus cuidadas coreografías de la mano de Gino Landi, sus inagotables vestuarios, sus pintorescos e infaltables bailarines, o el inmortal "paso de la testa" que hacía preguntar a muchos de como su cabeza seguía en el mismo lugar después de tantas sacudidas. Y mientras los gringos se llenaban la boca afirmando que esas cosas se inventaron gracias a Madonna o Lady Gaga, Raffaella ya los había popularizado por Europa y Latinoamérica décadas antes.
Comúnmente, también se le añade el título de "diva", aunque si lo pensamos bien tenía muy poco de eso. Raffaella efectivamente siempre será la eterna diva italiana, aunque la soberbia no era para nada una de sus cualidades. Siempre se mostró muy cercana y amigable. No por nada sus espacios de talk show como "Pronto Raffella?" y su versión en Español "¡Hola Raffaella!" conectaron tan bien con el público, todo lo contrario a otros famosos en TV que terminan por hacer aún mas evidente la diferencia entre sus realidades y la del espectador. Allí entrevistó a un centenar de invitados, desde Inti-Illimani hasta Teresa de Calcuta, siempre con la humildad, simpleza y simpatía que la caracterizaba.
"La Carrá" podía ser italiana, pero su imagen, canciones, coreografías... su appeal era de talla mundial. Y ella retribuyó ese cariño de la misma manera, sintiéndose con alma de latina, paseando por Santa Fé, convirtiendo uno de sus éxitos en una oda al flamenco y cantando hasta en griego. Cada país sentía que Raffaella era suya y no por nada le inventaban rumores de amoríos con famosos nacionales de cada uno de los países que visitaba, como si fuese un personaje más de la farándula local.
Creo que es obvio mi fanatismo y admiración por la artista que tristemente nos dejó hace unos días. Raffaella fue mi primer acercamiento a la música italiana que tanto adoro. Fue mi primer video en el canal, y de hecho, este mismo disco que están escuchando fue el primer vinilo que compré en la vida, mucho antes de siquiera tener una tornamesa. Esta canción, que de todas maneras planeaba subir pronto, hoy toma otro sentido.
En un año especialmente negro para la música italiana, no hay partida que me duela más que la de Raffaella. Sin embargo me alegra saber todas las muestras de cariño en el mundo que se han hecho presente en lo que va de la semana, como un gran tributo a esta artistaza cuyo legado es y será más largo que la vida misma.
Ciao Raffaella.
Adiós amiga.
Nos veremos mañana.
Descansa en paz.
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