Guardar la Palabra de Dios
Juan 14:15: “Si me aman, guardarán mis mandamientos”.
En varios pasajes de la Biblia, Dios nos exhorta a que guardemos Sus mandamientos, Su consejo. Es decir, Su Palabra. El significado de “guardar” tiene varias aplicaciones prácticas. No es propiamente esconder en un lugar inaccesible, donde nadie lo pueda encontrar; sino que, más bien, se refiere a la acción de mantener algo bajo la custodia vigilante para evitar que se escape. Significa también conservar, retener y atesorar. También significa obedecer. Así, cuando la Biblia menciona que debemos guardar Su Palabra, mandamientos, preceptos, estatutos y ordenanzas, se refiere a que los atesoremos como algo muy valioso pero que los pongamos en práctica. Que vigilemos que nuestra vida no se desvíe de las indicaciones de Dios y que seamos obedientes a lo que Él nos ha mandado a obedecer.
Por ejemplo, en Levítico 18:4 dice: “Pondrán por obra mis decretos y guardarán mis estatutos para andar en ellos. Yo soy el SEÑOR su Dios.”. En este sentido, el guardar la Palabra de Dios, es decir, ocuparse de ella repetida y habitualmente, producirá la anhelada madurez cristiana que los hijos de Dios procuramos alcanzar para agradarlo a Él.
Es nuestra encomienda el dominar —o, mejor dicho, ser dominados por— la Biblia. Es decir que conozcamos la sana doctrina. Que seamos capaces de expresarla con nuestras propias palabras, pero, sobre todo, de aplicarla a nuestra vida. Porque, cuánto más conozcamos la Biblia, cuánto más la creamos y confiemos en ella, más amaremos a Dios y a nuestro prójimo. Cuanto más la obedezcamos y la apliquemos a nuestra vida, menos pecaremos. Por ello, el Salmo 119:11 dice: “En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti.”. Jesucristo lo expresa así en Juan 14:15 (RVC): “Si me aman, obedezcan mis mandamientos”.
Eso es justamente ser un cristiano bíblico: seguir a Cristo obedeciendo la Biblia.
¿Estás dispuesto a ser un Cristiano Bíblico?
¡Dios les bendiga!
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