🗣Este domingo 13 de marzo los invitamos a un encuentro con el P. Guillermo Carmona, en donde hablaremos sobre este tiempo litúrgico bajo la mirada de Schoenstatt.

"Hoy comienza la Semana Santa. La comprensión de la historia de Schoenstatt como una repetición original y una continuación de la historia de salvación, toma forma y expresión estos días si la relacionamos a la pasión de Cristo. El amargo sufrir y la muerta del Señor es la llave para una comprensión profunda de nuestra historia de dolor.
Esto se refleja en casi todas las estaciones de forma sumamente clara. Al igual que en la vida del Salvador en Jerusalén, en cada estación se percibe -aunque con variados matices- las significativa expresión “en todo, ante todo y de todas maneras”. Tanto en el trasfondo como en primer plano se encuentran los mismos contrincantes, los mismos poderes: la antigua serpiente y la vencedora de la serpiente, ambos, con sus instrumentos terrenos.
Antes y también ahora surgen las mismas figuras de sombra y de luz en la "divina comedia" que eternamente se reitera. Ni Judas ni Pedro han muerto. Ambos renacen en nuestra historia. También Anás y Caifás, también Pilatos y Herodes, también los falsos testigos con sus cabecillas así como el desagradecido y cambiante pueblo y los verdugos juegan sus roles con habilidad.
Junto a ellos resplandecientes figuras de luz ocupan su lugar en la comedia con dignidad, destreza y disposición al sacrificio. Se saben totalmente instrumentos en las manos de Dios. Son las figuras de María y Verónica, son las imágenes de Juan y Simón el Cirineo, que en forma heroica de continuo ofrecen sus vidas por la Obra y los constructores.
Pareciera que hasta ahora la Sma. Virgen siempre ha dado pocos pasos para la legitimación de su Obra y, por lo demás, ha dejado amplio campo a su adversario. Si bien en el último momento siempre consiguió salvar a la Obra del golpe de gracia, hacerla avanzar con pequeños pasos y acompañarla tramo a tramo en el ámbito público de la Iglesia".
(Carta al P. Alex Menningen, Milwaukee, 24 marzo 1964. En: Sobre la prudencia humana o profética, ed. P. Hug, Monte Sion 2004, 21 s)

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