La pandemia no les ha cambiado. Los grupos criminales, además de continuar sus guerras sanguinarias por dominar territorios, han incrementado el reclutamiento de menores de edad. El aislamiento preventivo, decretado en toda Colombia para evitar contagios de Covid-19, que obligó al cierre de escuelas y colegios, lejos de frenar a las guerrillas y a las bandas mafiosas, les ha permitido alistar más adolescentes para aumentar el pie de fuerza de sus ejércitos criminales.
En los primeros cinco meses del 2020, fueron 128 los niños que tomaron las armas, según estudio de Coalico (Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia). El año pasado, en el mismo periodo, contabilizaron sesenta. Cabe anotar que son cifras aproximadas, con frecuencia alejadas de las reales, dado que muchas familias callan por miedo a represalias.
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