Despertarse pronto puede transformar tu día. Te da un comienzo fresco y proactivo, como liderar una batalla o planificar estrategias en un juego. Las primeras horas de la mañana son las más productivas y marcan un tono positivo para el resto del día.
En cambio, despertarse tarde puede resultar agotador, como sentirse obligado a enfrentarse a una batalla perdida. Afecta al estado de ánimo y a la productividad, dejando una sensación de oportunidad desperdiciada.
La clave está en la disciplina: ajustar el horario de sueño poco a poco o recurrir a una “terapia de choque” para resetear. Planificar las prioridades de la mañana asegura que madrugar merezca la pena.
Ещё видео!