Una de las protagonistas de los desayunos mediterráneos es la tostada con tomate y aceite de oliva virgen extra, que en algunas casas se acompaña además de ajo crudo restregado sobre el pan tostado. La mayoría de las veces, las tostadas no se preparan de la manera adecuada, por eso queremos darte algunos consejos muy útiles para que las prepares de la forma más saludable.
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En este vídeo te explicamos cómo hacer una tostada realmente saludable. Te contamos cuál es el mejor pan para hacerla, por qué te conviene ponerle un poco de ajo, qué variedad de tomate es la más recomendable y qué aceite le aportará mayores beneficios a tu salud.
Empecemos con el pan. A la hora de elegir entre los distintos tipos de pan, has de tener en cuenta que aunque la cantidad total de carbohidratos es similar en todos, los panes elaborados con harinas integrales presentan, entre otras muchas ventajas, un índice glucémico inferior. Así que el pan, integral. ¿Y cuánto lo tostamos? Para responder a esta pregunta has de saber que los alimentos que tienen almidón, como el pan, cuando se someten a temperaturas muy elevadas durante un tiempo prolongado generan una sustancia denominada acrilamida, considerada como probable carcinógeno humano. Así que tuesta el pan solo lo suficiente para calentarlo y darle una ligera consistencia crujiente, evitando así que se queme y se produzca esta sustancia nociva.
Te hablamos ahora del ajo. Desde el punto de vista del sabor, la cuestión de restregar un ajo en la tostada es casi tan controvertida como la de hacer tortilla de patatas con o sin cebolla. Pero si tu prioridad es la salud, no hay discusión: la tostada, con ajo. Este bulbo tiene un curioso método de defensa química: cuando se produce un daño en sus tejidos, libera dos sustancias que almacena por separado: la aliina y la alinasa. Al entrar en contacto ambas sustancias se forma alicina, un compuesto con propiedades antibióticas y fungicidas. El consumo de alicina reforzará nuestro sistema inmune, así que para potenciar este efecto corta el ajo por la mitad y espera unos minutos antes de restregarlo para que se forme toda la alicina.
Es el turno del tomate, un fruto que debe su color rojo al licopeno, un carotenoide con propiedades antioxidantes cuyo consumo es beneficioso para la salud, pues reduce las patologías cardiovasculares, las cancerosas y las relativas al envejecimiento. Elije tomates bien rojos, de variedades como el tomate pera, que puede llegar a tener hasta 8 veces más cantidad de licopeno que otras variedades. Utiliza todo el tomate y no solo la pulpa, pues la piel tiene una mayor concentración de licopeno. Por ello te recomendamos que ralles el tomate o, mejor aún, que lo batas, y que le añadas directamente el aceite para que el licopeno, que es liposoluble, se disuelva y quede más disponible para nuestro organismo.
Y para terminar, te hablamos del aceite. Por supuesto, aceite de oliva virgen extra. Pero ¿cuál de ellos? Pues si lo que buscamos es proteger nuestra salud, aquel que presente un mayor contenido en polifenoles, pues estos son en gran medida los responsables de los efectos beneficiosos del aceite de oliva virgen extra. El contenido fenólico depende de muchos factores, como la variedad de aceituna, la altitud, las condiciones hídricas del cultivo, el tipo de suelo, la orientación del terreno,… Seleccionando la aceituna en función de todos estos criterios podemos obtener aceites con un mayor contenido fenólico. Nosotros, que valoramos todos estos factores a la hora de seleccionar la aceituna con la que elaborar nuestros aceites, te recomendamos que uses para tus tostadas nuestro Sol Chiquito Picual de Cosecha Temprana.
Así que ya sabes, elije un pan 100 % integral, tuéstalo justo lo necesario, restriégale un poco de ajo y ponle el tomate triturado y mezclado con nuestro sol chiquito picual de cosecha temprana. Desayuna cada mañana una saludable y deliciosa tostada.
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