Otras fallas son posibles. Esa es la manera de pensar de Leonardo Gómez y Jaume Chornet, dos profesores de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universitat Politècnica de València que, por amor al arte, se han aventurado a competir con los artistas falleros. Por segundo año consecutivo construyen los monumentos de la falla Avenida dels Tarongers, UPV, Camí de Vera.
Así se pusieron manos a la obra con una exigencia, compaginar tradición e innovación y utilizar únicamente materiales biodegradables. 300 balas de paja conformarán una pirámide, con estructura de madera, de 8 metros y medio de alto y 49 metros cuadrados de base.
Se trata de la "Pirámide de paja pirofónica". Una alegoría a lo único que iguala al ser humano: la muerte. Una réplica, en madera, del ángel de Benlliure, que hay en el cementerio de Valencia, animará a los visitantes a entrar en su interior.
El profesor Miguel Molina y sus alumnos, desde la asignatura de Arte sonoro, se encargan de poner música a esa visita.
La falla infantil está hecha con los restos de madera de la grande. Un ahorro necesario dado el poco presupuesto con el que cuentan. Con el nombre de "Falla precocinada" las pequeñas esculturas que conforman esta cima de la miseria van haciendo su propia pira, en la que arderán. Cientos de piezas construidas por los alumnos de la facultad de Bellas Artes.
La cuenta atrás para la plantà ya ha comenzado.
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