SALVADO POR UN PESCADOR, EL MILLONARIO QUEDÓ PARALIZADO AL VER EL COLGANTE QUE DIO A SU AMADA...
El viento azotaba con furia desmedida la costa de Baja California, levantando olas que parecían querer tragarse todo a su paso. En medio de esa tormenta salvaje, Fernando Del Valle luchaba por mantener el control de su yate, pero las fuerzas de la naturaleza eran implacables. El cielo oscuro, apenas iluminado por relámpagos intermitentes, reflejaba el caos que Fernando sentía en su interior. Hacía ya 18 años que Isabel Montes, la mujer que más había amado en su vida, había desaparecido sin dejar rastro, y aunque él intentaba seguir adelante, jamás había logrado llenar el vacío que ella dejó.
Aquella travesía solitaria por la costa era su último intento de dejar atrás el pasado, de escapar de los fantasmas que lo atormentaban noche tras noche. Pero el destino parecía tener otros planes. Las olas crecían, y Fernando sabía que no podría mantener el control por mucho más tiempo.
—¡Maldición! —gritó, tratando de maniobrar el timón mientras una ola gigantesca golpeaba el yate de costado. Todo sucedió en cuestión de segundos. El sonido ensordecedor de la madera cediendo, el agua entrando a raudales por las ventanas, y luego, el oscuro y gélido abrazo del océano lo envolvió por completo. El agua se apoderó de su cuerpo, arrastrándolo sin piedad hacia las profundidades.
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