“Soy hedonista, me gustan los placeres de la vida y por eso soy escalador”. Ferran Latorre se presenta con esta frase, una buena manera de resumir las razones que le han llevado a perseguir todos los ochomiles.
“Mi sueño era hacer el Everest sin oxígeno, que es algo que cuando era joven me inspiró, pero al final la vida va como va y no ha podido ser”, cuenta sobre su ascensión con oxígeno por la ruta normal”.
Soy un ser contradictorio y seguramente lo mejor que hubiese podido ser era escalador de roca. Tenía mucho talento, aunque también tuve siempre la obsesión por subir grandes montañas. El empuje de subir al Everest siempre ha sido un móvil muy importante en mi vida y he hecho lo necesario para poder escalar las grandes cumbres. De todas maneras, el alpinismo moderno no se entiende sin la dificultad”.
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