En 1974 Citroën estaba al borde del abismo, sin embargo, llevó a cabo su última «gran hazaña» y presentó al mundo una berlina que fue capaz de revolucionar la comodidad y el concepto de alfombra flotante, tan característico en coches como el peugoet 504. El Citroën ce equis nació como el hijo del Citroën de ese, en un momento crucial.
Pocos meses después no podría negar su situación de bancarrota y acabó en manos de la familia Peugeot, hasta entonces sus principales rivales. El ce equis fue el último modelo que la marca pudo lanzar antes de que los directores de Peugeot cortasen las alas a los derrochadores ingenieros de la marca.
En un mercado tan revolucionario, el turbo se convertía en protagonista de varias marcas, en los años 70, los dibujantes se atrevieron a plasmar las líneas más extravagantes jamás vistas. En argentina por ejemplo se presentaban coches emblemáticos como el ford falcon sprint, a finales de los 70 la clásica dodge Gtx, y en España el citroen GS y el ce equis marcaron un antes y un después en lo que significaba la comodidad.
La suspensión hidroneumática mostraba a citroen con una clara intención de innovar, aportar comodidad, pero sobre todo atreverse a dejar una huella en el mundo automotriz. Por supuesto, no vamos a ser tan tontos de afirmar que esta suspensión no fue un dolor de cabeza para muchos mecánicos, incluso significando la muerte de muchos autos en estados realmente nuevos.
La gran pregunta que trataremos de responder en este video es: ¿Qué ha pasado con toda esta innovación? ¿Por qué los autos hoy no buscan competir, sino simplemente se parecen cada vez más? ¿Qué está pasando con la industria europea, donde cada vez más las marcas pierden identidad?
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Los autos actuales han perdido mucha de la “alma” que definió a los modelos de los 70, 80 y 90, esto se debe a varios factores que han transformado la industria automotriz en nombre de la eficiencia y la seguridad. En los 70 y 80, los coches tenían una personalidad propia, con un diseño que era tan reconocible como el sonido de su motor. La forma no solo seguía una función mecánica, sino también una estética casi artística que priorizaba la experiencia del conductor. Modelos como el Chevrolet Camaro o el Ford Mustang eran potentes y “musculosos”, mostrando una esencia agresiva y elegante. Otros, como el BMW E30 M3, proporcionaban una sensación de unidad entre el conductor y el auto; eran máquinas que respondían al mínimo toque, haciendo que conducir fuese una extensión de uno mismo
El dicho de que todo tiempo pasado fue mejor, toma algo de forma en la industria automotriz. Muchas personas añoran los jugados y creativos diseños de décadas anteriores, los puristas extrañan la esencia real de autos como el Fiat 600 o el Mini Cooper, perdida en la modernidad de autos que nada tienen que ver con los modelos que intentan rememorar.
Con cada nuevo lanzamiento, hay algo que recordar de otro auto que circula por las calles, dando la sensación de que las fichas ya se les acabaron a los diseñadores y que los automóviles ya perdieron su identidad, para pasar a ser parte de un producto consumible y de estar lejos de diferenciar a quien lo conduce.
Cada nuevo modelo incorpora más pulgadas en sus pantallas, un cilindro menos y una sola referencia mecánica es la que usan las marcas, el torque, como si este fuese el avance más grande de las últimas décadas.
Hay algo de cierto, pero en parte no. ¿Por qué no? básicamente porque los diseños pasan por épocas y tendencias, donde se hace fácil confundir modelos de distintas marcas, pero contemporáneos. Es cosa de elegir un año y buscar fotos de automóviles producidos en esa época, tienen una tendencia de diseño bien marcada.
También hay algo de cierto en que antes había algo más de audacia en los diseños, se podía apreciar una personalidad más marcada y había más atrevimiento por parte de las marcas a experimentar conceptos nuevos, cosa que hoy no sucede muy a menudo.
La respuesta a estas tendencias es básicamente económica. Los márgenes de utilidad se han reducido y los costos de producción se han elevado, relegando a las marcas a producir productos más fáciles de vender y de una cobertura de público más amplia. Por esa razón, el cambio manual, los grandes tacómetros, relojes de temperatura, presión de aceite y diseños audaces, se han perdido en el tiempo, el purismo automotriz no es lo que vende y mantiene las marcas a flote, sino que se trata de cuán práctico y utilizable es el producto. Hoy a los jóvenes, en su mayoría, ya poco les importa si el motor es v6, v8, o si solamente tienen 3 cilindros.
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