Al “Sicario” no le imputaron secuestro ni homicidio, sólo posesión de drogas, y salió bajo fianza. Dejó la prisión, abordó un taxi, fue interceptado y un comando lo silenció. Otros de sus socios también andan libres, gracias al nuevo sistema penal que favorece a los delincuentes. Así se le fue la célula zeta al fiscal de Veracruz, Jorge Winckler.
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