Luego de muchos meses de protesta contra el proyecto minero Conga, Martina Portocarrero llegó a Cajamarca para mostrar su apoyo en agosto del 2012, y de hecho que logró subir mucho los ánimos e inspirar un poco más de esperanza. Ambos conciertos fueron gratuitos pero no se hizo ningún tipo de publicidad dado que el Estado de Emergencia permanente prohibía todo tipo de reunión, activismo y mucho menos un concierto.

En muchos momentos durante este viaje, Martina temió terminar en la cárcel junto con todos los que colaboraron con prestar equipos de sonido y organizar los conciertos, transporte, etc., pero se debe entender que la unión social en Cajamarca contra la minería es casi absoluta, y el pueblo organizado pudo más contra el miedo.

Al viajar a Bambamarca, un distrito que queda a unas 4 o 5 horas de Cajamarca, y al sentirse más recluida de poder escapar cuando se presentara algún peligro, Martina temió aún más por su vida. Históricamente el Estado mata con mayor impunidad en los pueblos alejados de la ciudad, algo que ella conocía en carne propia desde los años que empezó a cantar Flor de Retama.

El concierto en Bambamarca fue mucho más abierto, en la plaza. El día que inició el Estado de Emergencia en Bambamarca, todo se habían alzado contra la medida y el Estado envió policía y militares (de fuera de la región) que reprimieron con armas de fuego y tomaron la vida de un bambamarquino. Luego de esto la indignación y rechazo de la población llegaron al límite, de modo que virtualmente dejó de existir el Estado de Emergencia, el alcalde se encerró o desapareció y la policía local estaba determinada a no ir contra los suyos.

Por este motivo, cuando Martina llegó a Bambamarca un mes después, se tomó la decisión de llevar a cabo un concierto más público que el que se había llevado a cabo el día anterior en la ciudad de Cajamarca.

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