En el curso este coloquio, el director de la Cátedra EUFIS, Juan Corona, ha compartido su convicción de que Europa tiene potencial para ser “la tercera superpotencia mundial”. No en el plano militar, pero, junto a China y Estados Unidos, sí podría ser una superpotencia “económica, comercial y tecnológica”.
Corona ha afirmado que le “gustaría ver a Europa como esta tercera superpotencia”. No obstante, no ignora las dificultades que la UE tiene respecto a los otros grandes actores para hacer valer su peso específico. “Europa, por sus valores, no impone nada. Y mientras nosotros estamos debatiendo, el resto de superpotencias actúa”.
En su condición de experto fiscalista, Corona ha señalado a la integración fiscal como uno de los objetivos en los que ha de progresar la UE. En este sentido, y en el contexto de las reformas ligadas al Next Generation, ha mostrado su confianza en que ideas como la “tributación patrimonial” no tengan cabida en el programa “sensato y razonable” por el que apueste la Comisión.
Corona también ha aludido a la contención de movimientos nacionalistas y populistas como otro de los grandes objetivos inmediatos del europeísmo. “Es algo que me preocupa especialmente, sobre todo pensando en los jóvenes”.
“Nos la jugamos”
El Coordinador del Centro de Política de la Competencia y Regulación del Real Instituto universitario de Estudios Europeos de la CEU USP, Jerónimo Maíllo, ha destacado la “valentía” y la solidaridad con mayúsculas” que inspira la aprobación de los Next Generation UE. La aprobación de este fondo de transformación puede representar un “salto cualitativo”.
“Ahora hay que llevarlo a la práctica”, ha añadido. En esta cuestión, junto con el programa de vacunación, “nos la jugamos”, ha observado. Respecto a la vacunación, ha defendido la fórmula de la compra y la distribución coordinada, que ha evitado que se produjeran desigualdades entre países miembros que habrían sido difíciles de asumir.
La profesora de Empresa y Economía, Eva Perea, ha invocado su experiencia de ocho años en la Comisión para poner el acento en la “lenta y complicada” gobernanza europea. Un pequeño ejemplo de ello es el acuerdo bilateral de inversiones entre China y la UE: “se ha tardado siete años en llegar a este acuerdo y ahora es posible que nunca llegue a aplicarse”.
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