Mark Zuckerberg, el fundador y gestor de Facebook, ha iniciado su particular calvario para dar cuentas al Congreso del escándalo de la fuga de datos de 87 millones de usuarios, que ha hecho tambalearse a la hasta ahora intocable gigante tecnológica. Aunque será mañana cuando se siente a responder las inquisitoriales preguntas que se esperan de algunos legisladores, ávidos de pasar factura al joven promotor de la red social, Zuckerberg se ha adelantado hoy difundiendo su declaración: «Fue un gran error, mi error, no haber tenido una visión más amplia de nuestra responsabilidad». Un «mea culpa» que combinará con una promesa: «Los anunciantes y los desarrolladores nunca tendrán prioridad sobre la gente que forma nuestra comunidad».
Estas frases del exitoso personaje de Silicon Valley resaltan entre los siete folios del testimonio con el que mañana abrirá la sesión de la Comisión de Comercio y Energía de la Cámara de Representantes. En una declaración que detalla cronológicamente cómo el acuerdo de la compañía con Cambridge Analytica para que la consultora utilizara datos de usuarios (sólo de los que consentían mediante el registro en una app y para uso científico) derivó en el mayor uso de datos sin permiso que ha afectado hasta ahora a los usuarios de una red social. Como se desveló cuando estalló el escándalo, la controvertida firma, que trabajó en favor del Brexit y para Donald Trump, terminaría empleando todos esos datos privados para inducir el voto de millones de personas, mediante su combinación con publicidad electoral.
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