ORACIÓN. Señora: Ahí está la flor de este día: es un clavel en ramillete. Os lo presento como símbolo de un propósito que he concebido, y es el de poner orden a mi vida, un orden a mis acciones, aquel orden que me dicta la conciencia, y el de mantenerle en medio de las vicisitudes y
contratiempos de este mundo, y perseverar en él hasta la
muerte. Seré fuerte con la fuerza que espero recibir de Dios
por vuestra mediación. Aceptad esta flor.
I. Los claveles
1. Después de las rosas y lirios síguense entre las flores
aromáticas los claveles. Son plantas muy comunes, fáciles
en su cultivo, florecen en todas las estaciones del año;
varias en sus colores, y abundan en sus productos. Su olor
es de un gusto muy delicado.
II. La fortaleza
2. La fortaleza es la tercera entre las virtudes cardinales.
Tiene a su servicio la magnanimidad y la magnificencia,
la paciencia y la perseverancia.
Tiene en las batallas dos actos, que son: acometer y sostener
hasta la muerte el terreno conquistado. Adelanta y no
retrocede, hace guerra ofensiva y defensiva.
Propuesto el bien que se ha de practicar, los medios y
modos por la prudencia; en el ejercicio, en el acto, en la práctica,
la fortaleza le sostiene firme, inmóvil, invariable y constante
hasta el fin, hasta la muerte.
La clavelina, una vez puesta en el jardín, se sostiene contra
la intemperie de los tiempos y en medio de todas sus vicisitudes
da claveles en todas las estaciones del año.
Pertenece a esta virtud y a sus dependientes el don de
fortaleza.
III. La fortaleza en María
3. María dio pruebas de su fortaleza en todo el curso de
su vida, pero especialmente en la pasión de su Hijo.
IV. [sin título]
4 Entra en el jardín de tu alma, y ve si están floridas las
clavelinas. Examina tu corazón.
Propuesto el bien, resuelto a practicar tal o cual otra virtud,
en la ejecución ¿eres firme, leal, constante? Venida por
causa de tu virtud la persecución y la contradicción ¿qué
haces? ¿desfalleces? ¿retrocedes? Revístete de valor, de
fuerza y de ánimo; acomete con resolución cuantos actos te
proponga y mande ejecutar tu prudencia en orden a la vida;
ordena a Dios tu vida, y, planteado el orden, sosténle, y lucha
con los obstáculos hasta vencerlos: coge tu flor, y al ofrecer
a tu Reina tus propósitos, le dirás:
Presentación del clavel a María
ORACIÓN. Señora: Ahí está la flor de este día: es un clavel
en ramillete. Os lo presento como símbolo de un propósito
que he concebido, y es el de poner orden a mi vida, un
orden a mis acciones, aquel orden que me dicta la conciencia
y el de mantenerle en medio de las vicisitudes y
contratiempos de este mundo, y perseverar en él hasta la
muerte. Seré fuerte con la fuerza que espero recibir de Dios
por vuestra mediación. Aceptad esta flor.
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