Doy una mirada, Señor, a mi pasado… ¡Me estremezco!
¡Cuántas culpas, cuántas gracias perdidas!
El infierno la verdad merezco, más no quiero agregar otros pecados,
desconfiando de ti, Salvador mío, sólo quiero decirte a cada instante:
Corazón de Jesús, en Ti Confío.
Que mi plegaria ascienda hasta tu Trono,
y por María, consiga lo que anhelo: Reparar, consolar,
amarte mucho con este amor con que se alcanza el Cielo.
Amén.
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