Hace unos meses, parecería que Alfonso Durazo, con el apoyo de la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, seguramente sería el siguiente gobernador del estado de Sonora. Y, aunque las encuestas siguen favoreciendo al delfín del presidente, claramente las diferencias se cierran y el candidato de la coalición Va por Sonora, Ernesto El Borrego Gándara podría arruinar los planes de la cuarta transformación de controlar los estados del norte del país.
Las elecciones del 6 de junio tendrán una complejidad sin precedente, en parte por la magnitud y el número de candidatos y los puestos en disputa, además de la histórica violencia política y criminal. Pero lo más relevante de estas elecciones intermedias han sido los ataques incesantes al INE, y las decisiones de las autoridades electorales. Cualquier otro presidente ya habría sido sancionado por su clara intromisión y el abierto uso de los programas sociales para favorecer a los candidatos morenistas. Pero, como lo dijo el mismo presidente, lo que está en juego este 6 de junio es el legado político de Andrés Manuel López Obrador y el futuro de la cuarta transformación. Estará por verse si los ataques a los comisionados del INE por parte del presidente son los primeros pasos que tomará López Obrador para no respetar los resultados de las elecciones intermedias y eventualmente los resultados de los comicios en 2024 si no favorecen a Morena.
Pero en las últimas semanas, incrementa el interés del proceso electoral en Sonora, porque los resultados y el eventual ganador a la gubernatura nos dará indicios de lo que podría suceder en 2024.
Alfonso Durazo, a diferencia de otros candidatos a las gubernaturas en otras entidades, es un personaje conocido a nivel nacional desde hace 20 años. Durazo robó las primeras planas durante el sexenio del presidente panista de Vicente Fox cuando publica su carta de renuncia balconeando las intenciones políticas de la entonces primera dama Marta Sahagún. Reaparece años después a nivel nacional, como cercano asesor del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador. Su presencia nacional se consolidó cuando se convirtió en el primer secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana.
Pero la ‘fama’ nacional del candidato Durazo también esta vinculado a la fallida estrategia de seguridad de López Obrador de “abrazos y no balazos” y la creación de la Guardia Nacional. Analizando los datos de los últimos dos años de homicidios, feminicidios y otros delitos de alto impacto, nadie, absolutamente nadie puede concluir que ha sido una estrategia exitosa.
Y ante la catastrófica violencia que se está viviendo en este momento en el estado de Sonora, propiciado en parte por una guerra intestina de grupos del crimen organizado, la lógica debería de llevar al electorado a rechazar la candidatura de Durazo por este simple hecho.
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