A falta de 11 kilómetros para el final de los Tres Días de Brujas-La Panne, se produjo una caída en el seno del pelotón. En medio del caos que siempre generan estas situaciones, emergió la figura de Michael Hepburn, del Mitchelton-Scott. Mientras el resto se apresuraba para volver a la carrera regateando la pequeña montonera que se había formado, el corredor australiano se bajó de la bici tranquilamente, la dejó a un lado y se centró en ayudar a Zak Dempster, de la Academia de Ciclismo de Israel, que en ese momento estaba tumbado en el suelo con su propia bici encima. Hepburn apartó la bici y se interesó por su estado, ayudándole a incorporarse.
"¿Por qué un simple gesto humano de un atleta hacia su compañero herido ha calado tan profundo en los fans de todo el mundo? ¿Es tan raro en este deporte a menudo frío y cruel?", comentaba el equipo de Dempster en las redes sociales...
Y es que, efectivamente, este gesto ejemplar de Hepburn es la antítesis del lamentable comportamiento que presenciamos en la primera etapa de la Volta a Catalunya por parte de un aficionado que se mofó de la dura caída sufrida por el corredor portugués Domingos Gonçalves...
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(foto / vídeo: @yallaACADEMY)
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