La devoción al Sagrado Corazón de Jesús se la debemos a una gran santa: Margarita de Alacoque, a quien Jesús le dió este mensaje: «Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio».
Es por ello que muchos santos y personas de fe, durante los siglos, han tenido una gran devoción al dulcísimo Corazón de Jesús, buscando reparar tanto sufrimiento que ha tenido a causa de nuestros desprecios.
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