La Biblia nos muestra que Satanás es un ángel caído que eligió rebelarse contra Dios, lo que se describe simbólicamente en Isaías 14:12-15 y Ezequiel 28:12-17. Aunque fue expulsado del cielo (Apocalipsis 12:7-9), sigue teniendo influencia en el mundo. Sin embargo, su destrucción está asegurada, según Apocalipsis 20:10, donde se describe su destino final en el lago de fuego. Dios permite que Satanás continúe hasta el juicio final, lo que apunta a un plan mayor que involucra el libre albedrío y la lucha entre el bien y el mal.
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