Cuando un experimentado corredor decide entrenar para una ultramaratón de 160 kilómetros en un desierto hostil, él debe afrontar la desalentadora tarea de hacer algo que parece imposible.
Así como el corredor, nosotros en la tierra debemos afrontar nuestras propias grandes aventuras, al atravesar una serie aparentemente interminable de picos y valles de la vida, en nuestro trayecto de regreso a Dios. Pero al hacerlo y al atravesar las pruebas y los obstáculos más oscuros, adquirimos perspectiva sobre por qué estamos aquí y cómo al final lograr el éxito.
En su discurso de la conferencia general de 2019, “Su gran aventura” ([ Ссылка ]), el élder Dieter F. Uchtdorf explica que “al permanecer en la senda y confiar en Dios, con el tiempo encontrará el camino hacia su glorioso destino y la vuelta a su hogar celestial”.
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