Uno de los paisajes más característicos de la provincia de Huelva son las marismas, que van asociadas a los estuarios que se forman en la desembocadura de los ríos que acaban su recorrido en la costa onubense (Guadiana, Piedras, Odiel, Tinto y Guadalquivir).
Las zonas de marismas no son más que sedimentos que se desarrollan al interactuar un sistema fluvial con la marea costera, de ahí que estén asociadas a los estuarios, donde se configuran unos ecosistemas de enorme vida, tanto a nivel vegetal como animal, dado que estos lugares suelen caracterizarse por un alta productividad biológica y una gran biodiversidad.
Estas imágenes van dedicadas a uno de estos espacios comentados, a las marismas de río Piedras.
Haremos un breve repaso de este río. El Piedras es un río de 60 kilómetros de longitud que nace en la sierra del Almendro, a 350 metros de altitud, y discurre de norte a sur por la provincia de Huelva para desembocar en el océano Atlántico, entre la Flecha del Rompido y la zona de El Portil, ya con dirección a Punta Umbría. Posee una cuenca bastante extensa, en especial en su parte superior, donde se reúnen casi 20 arroyos en dos o tres brazos principales que se unen, a su vez, en el embalse del Piedras.
Fluye aguas abajo hasta llegar a su desembocadura, creando un paisaje de sueño, onírico.
Las corrientes y vientos de poniente, junto con los aportes fluviales procedentes del río, han ido modelando unos paisajes marcadamente naturales que tienen a su estuario, marismas, arenales y flecha litoral como sus principales componentes territoriales. Su destacada naturalidad le confiere al ámbito un elevado valor ambiental y un alto atractivo paisajístico que se ha traducido en la declaración de Paraje Natural mediante la Ley 2/1989, de 18 de julio. (En varias ocasiones hemos ofrecido imágenes de esta desembocadura: El Rompido, El Portil-Nuevo Portil, Flecha del Rompido, El Terrón, etc.).
Antes de llegar a la desembocadura, el Piedras pasa por las cercanías de Cartaya. Por aquí circula la carretera N-431 (une Cartaya con Lepe), que salva el obstáculo del río a través del Puente de La Barca. Es cercano a este punto donde están tomadas las imágenes de las marismas del Piedras.
A menudo el mar se interna en el cauce de este río hasta el citado puente, creando un precioso ecosistema de marismas saladas. En las imágenes podemos apreciar el gran entramado de esteros y caños, todo un laberinto que forman el río Piedras y el arroyo de la Puntazuela, en el término de Cartaya, pero justo en el límite con el
de Lepe.
En este ambiente, la microtopografía del terreno define una influencia mareal que varía en tiempo y frecuencia de inundación, lo que a su vez define la comunidad vegetal.
La flora de un lugar determinado es la lista de plantas que lo habitan, mientras que la vegetación define a las diferentes asociaciones de estas especies. En la flora de estas marismas dominan las familias quenopodiáceas halófilas y gramíneas tolerantes a la sal. Se trata de especies adaptadas a periodos de elevados encharcamientos y salinidad.
Entre las quenopodiáceas podemos destacar el almajo, y en las gramíneas, la espartina marítima. Esta última favorece la creación de nuevas zonas de marismas al retener sedimentos. Cumple un papel importante como colonizadora primaria, posibilitando los procesos naturales de sucesión.
La espectacularidad del paisaje habla por sí sola.
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