El uso que haces de tu teléfono móvil inteligente es directamente proporcional a lo solo y aburrido que te sientes cuando estás contigo mismo. Cuanto mayor es tu desconexión interior, más lo miras. Y si eres como la mayoría lo consultas más de 200 veces al día, pasándote una media de unas 4 horas pegado a la pantallita. Puedes comprobarlo ahora mismo viendo el «tiempo de uso» que aparece en «ajustes». Este exceso pone de manifiesto que tu realidad analógica te parece poco interesante y estimulante. De ahí que recurras al mundo virtual en busca de un nuevo chute de «dopamina». Es decir, gratificación fácil, inmediata y de poca calidad para tapar tu vacío interior.
No sé si eres consciente, pero es bastante probable que seas adicto a las pantallas en general y un yonqui del móvil en particular. Junto con el azúcar refinado, esta droga es la más común de nuestra era. Te has acostumbrado a ir por la vida con una bolsa de cocaína en el bolsillo, la cual está a tu disposición las 24 horas al día. Y de tanto consumirla, meterte una rayita se ha convertido en un hábito mecánico que haces sin darte cuenta: cada vez que te aburres entras en alguna red social. Y cada vez que te sientes solo mandas un WhatsApp. No es algo que hagas libre y voluntariamente. Ni mucho menos. Más bien se produce de manera inconsciente, automática, impulsiva y compulsiva.
Gracias a las nuevas tecnologías puedes socializar desde lejos. Quién sabe, tal vez lo hagas porque igual no te gusta tanto hacerlo desde cerca… La paradoja es que si bien parece que estás más cerca que nunca del resto de seres humanos, este tipo de pseudoconexión digital no te aporta una conexión profunda ni verdadera. De ahí que el híperdesarrollo tecnológico sea una de las principales causas de que en el mundo cada vez haya más aislamiento y soledad. Por más que te vendan que estás cada día más conectado, lo que en realidad estás es más enchufado, que no es lo mismo. Es cierto que gozas de más cantidad de relaciones. Sin embargo, éstas no son reales, sino virtuales. No importa lo intensa que sea tu vida social a través de internet, pues jamás podrá sustituir el contacto y la conexión interpersonales íntimos que sí producen los encuentros físicos y analógicos.
El asunto es que pasar tantas horas mirando a una pantalla genera «fatiga digital»: te cansa físicamente y te embota mentalmente, drenando tu energía vital. Y dicho agotamiento te va desconectando poco a poco de ti mismo. De hecho, provoca que te identifiques todavía más con la mente y el ego, aumentando tu nivel de neurosis. Es entonces cuando entras en un círculo vicioso: cuanto más miras el móvil, peor te sientes contigo mismo y más necesitas seguir mirándolo para huir y evadirte de tu malestar. Y llega un punto en que en vez de utilizar tú la tecnología, ésta te utiliza a ti.
*Fragmento extraído del nuevo libro de Borja Vilaseca, "Ama tu soledad", que se publica el próximo 22 de febrero de 2024.
_____
Más información:
-Sobre mí: [ Ссылка ]
-Sobre mis proyectos: [ Ссылка ]
-Sobre mis libros: [ Ссылка ]
-Sobre mis cursos: [ Ссылка ]
-Sobre mis próximos eventos: [ Ссылка ]
_____
Sígueme en mis otras redes:
Facebook ➤ [ Ссылка ]
Instagram ➤ [ Ссылка ]
Twitter ➤ [ Ссылка ]
LinkedIn ➤ [ Ссылка ]
Tik Tok ➤ [ Ссылка ]
Twitch ➤ [ Ссылка ]
Ещё видео!