La Paternidad de Dios nos lleva a vivir una vida de paz, descanso, seguridad y confianza. Su fidelidad y su amor y perdón incondicional, me permiten confiar plenamente en él.
Debemos lograr detectar que el temor, la ansiedad, las dudas y la incredulidad son obstáculos que nos encontramos en el camino que nos impiden confiar en Dios. Es por ello que debemos cultivar la confianza en Dios por medio de la oración y comunión con él, el estudio y meditación de Su Palabra y desarrollar una actitud de gratitud y rendición a Su voluntad.
Poder confiar en Dios es igual a vivir con tranquilidad y paz interior, es tener fortaleza para enfrentar desafíos y adversidades, es tener seguridad en medio de la incertidumbre y es experimentar su amor y fidelidad de manera mucho más profunda.
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