El Partido Popular ha ganado por primera vez las elecciones en Andalucía pero lo ha hecho por un margen tan estrecho que se ha quedado muy lejos del objetivo de la mayoría absoluta, por lo que el PSOE podrá mantenerse en el poder si consigue al apoyo parlamentario de Izquierda Unida.
En concreto, el PP ha obtenido 50 escaños frente a los 47 de los socialistas, mientras IU se quedaría con 12. La suma de estas dos últimas formaciones, con 59 escaños, supera de sobra los 55 que dan la mayoría absoluta.
Con esos datos, la gran triunfadora de los comicios es Izquierda Unida, ya que de los nueve diputados que pierden los socialistas, seis van a parar a la formación de izquierda y solo tres al PP.
De esta forma, la victoria histórica de los 'populares' --se han impuesto por primera vez en 30 años en la comunidad- se ha quedado demasiado corta y Javier Arenas ha vivido una de las noches más amargas de su carrera política: dado por ganador por todos los sondeos, acariciaba la posibilidad de ser el primer presidente no socialista en la comunidad más poblada de España.
Su rival, el presidente saliente, José Antonio Griñán, ha sabido mantener a flote a un partido en horas bajas tras sus abrumadoras derrotas en las municipales y autonómicas, convirtiéndose en el único barón regional que pasa el examen de las urnas tras la llegada de Mariano Rajoy a la Moncloa.
El hombre que le puede dar la llave para seguir en el Palacio de San Telmo es Diego Valderas, que ha conseguido un éxito rotundo, al doblar su representación y asentar a su formación como partido clave en la gobernabilidad de la región.
Amarga victoria; dulce derrota
Para ilustrar lo amargo de la victoria del candidato del PP y lo dulce de la derrota del del PSOE sólo hay que remitirse a sus intervenciones ante los militantes.
Con un gesto compungido por quedarse a la orilla en su larga travesía personal para ser presidente de la Junta de Andalucía, Arenas ha calificado su victoria como "hecho histórico", para a renglón seguido asegurar que ejercerá su liderazgo en el parlamento para "la gobernabilidad y la estabilidad en Andalucía", en un reconocimiento implícito de que su sitio no está, a priori, en el Palacio de San Telmo, sede del Gobierno de la Junta.
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