El capítulo 1 del libro de Esdras de la Biblia narra un momento crucial en la historia del pueblo de Israel. Este capítulo se enfoca en el decreto emitido por el rey Ciro de Persia, que permitió el regreso de los judíos a Jerusalén y la reconstrucción del Templo.
En el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, se cumplió la profecía que el Señor había proclamado por boca de Jeremías. El Señor movió el corazón de Ciro para que emitiera un decreto en todo su reino, proclamándolo por escrito. Este decreto permitía a los exiliados judíos regresar a Jerusalén y reconstruir el Templo del Señor, el Dios de Israel. El decreto no solo autorizaba el regreso, sino que también instaba a aquellos que no iban a regresar a contribuir con plata, oro, bienes y ganado para apoyar a aquellos que lo harían.
El contenido del decreto decía: “Así dice Ciro, rey de Persia: El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado que le edifique un Templo en Jerusalén de Judá. Cualquiera de su pueblo que esté entre ustedes, que su Dios esté con él, y que suba a Jerusalén en Judá y edifique el Templo del Señor, el Dios de Israel. Él es el Dios que está en Jerusalén. Y a cualquiera que haya quedado, en cualquier lugar donde viva, la gente de ese lugar debe proveerle plata, oro, bienes y ganado, junto con ofrendas voluntarias para el Templo de Dios en Jerusalén”.
Este edicto no solo era una orden para la reconst
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