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Taiwán debería adoptar una política de tierra quemada y acabar con sus propias fundiciones de semiconductores ante cualquier invasión china como medida disuasoria. En cambio, si Taiwán destruye su propia industria de semiconductores, incluida la potencia mundial de chips TSMC, se convertirá en un objetivo menos atractivo y echará por tierra las ambiciones tecnológicas de China. Como respuesta, el 23 de diciembre de 2021 el sitio web de la oficina de asuntos de Taiwán del Consejo de Estado chino publicó un artículo en el que se señalaba que la búsqueda de la reunificación a través del estrecho por parte de la China continental no es para TSMC. Sin embargo, a medida que aumentan las tensiones entre Taiwán y China, el papel fundamental de TSMC en la cadena de suministro mundial de semiconductores ha surgido como uno de los mayores riesgos para la economía mundial, lo que ha dejado a las naciones occidentales y a TSMC lidiando con la forma de mitigar el peor escenario en el que China invade o bloquea Taiwán, cortando el suministro de chips que son cruciales para la economía mundial. A primera vista, el plan de Taiwán para la fabricación de semiconductores de construir fundiciones en Japón y en los Estados Unidos parece otra expansión comercial rutinaria. La empresa de 8.600 millones de dólares en Japón y la de 12.000 millones de dólares en EE.UU. acercan a TSMC a los clientes de los principales mercados, ayudan a diversificar su cadena de suministro e incluso reducen el riesgo de interrupción de los terremotos que afectan a Taiwán. Es difícil subestimar la importancia de TSMC para el mundo, ya que representa más de la mitad de los ingresos globales de las fundiciones, y en la fabricación de chips avanzados de menos de 10 nanómetros controla el 84% del mercado global. La producción de TSMC, sin embargo, sigue concentrada en Taiwán,
