En cuanto a competitividad y a disciplina de trabajo, Michael Jordan es un personaje que siempre va a servir como referencia. Su filosofía era simple, trabaja más que los demás, para ser mejor. Algunos jurarían que más que pasión, Mike tenía una obsesión por ganar. Para él, el fin justificaba los medios. Se sabe perfectamente que su modelo de liderazgo era de los más exigentes que la NBA ha visto a lo largo de su historia. Uno de los ejemplos de lo que era estar en el mismo equipo que el mejor de la historia, la hizo pública Steve Kerr, entrenador actual de los Golden State Warriors.
Kerr compartió vestuario con él durante 5 temporadas, y francamente, juntos tuvieron un éxito tremendo. Durante su estancia con los Bulls, ganaron 3 titulos consecutivos y marcaron el récord de más partidos ganados en una temporada, 72-10. Irónicamente unos años más tarde el equipo de Steve, esta vez como entrenador y no como jugador, rompería ese mismo récord, 73-9.
En fin, cuando Kerr fue preguntado cómo era ser compañero de Michael, el entrenador explicó una historia que parecía surrealista.
Dijo “una vez, durante un entreno de pretemporada, me atreví a no estar de acuerdo con algo que Mike, me pegó un puñetazo por ello”. Steve defendió su punto de vista y Mike respondió con un puñetazo. Y ya está, así iban las cosas con Mike. O estás conmigo o contra mi. Lo mejor es que según Steve, eso hizo ganarse su respeto y desde entonces, nunca más tuvieron un encontronazo.
