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Año Nuevo
«Hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se convierte» (Lucas 15: 10).
EI Año Nuevo se celebra en todo el mundo, aunque no siempre en la misma fecha. Por ejemplo, en China, es el primer día del primer mes lunar, y en el calendario islámico varía cada año de fecha con respecto a nuestro calendario. Pero lo destacado de esta celebración es que se festeja desde los hogares más encumbrados hasta los más humildes. Las calles se llenan de luces y bullicio; las cocinas despiden aromas irresistibles al olfato y sabores irresistibles al paladar; los regalos entre amigos y familiares están listos para ser abiertos; las llamadas van y vienen; mensajes entran y salen; fotografías y transmisiones inundan las redes sociales deseando felicidad …
En Sídney, Australia, se presenta uno de los espectáculos de Año Nuevo más impresionantes. Miles de espectadores acuden a observar los fuegos artificiales, y millones los ven por televisión. El Año Nuevo representa el inicio de nuevas oportunidades. Cierra un ciclo, dejando atrás un calendario obsoleto, y el gozo en la tierra es manifestado a través de las celebraciones. El Ario Nuevo es el fin de un año viejo que no volverá. Y hablar del fin de algo me lleva a una escena bíblica con personaje femenino.
Cierto día, parecía que el fin de la vida de una mujer había llegado. Los fariseos, celosos por hacer cumplir las leyes de Moisés, tenían en sus manos piedras para acabar con la vida de una «pecadora» (título que la mujer había llevado a cuestas mucho tiempo). Lo que ella no sabía era que lo que estaba planeado como su último día, en realidad sería el comienzo de una nueva vida, el inicio de nuevas oportunidades, la oportunidad de enmendar un pasado oscuro. Ese día para ella fue su «Año Nuevo». Ese día hubo gozo en el cielo por una pecadora arrepentida. Puedo imaginar a los ángeles tocando jubilosos sus arpas por el gozo que les produce un corazón transformado. ¡¡¡Una fiesta mucho más grande que la de Sídney!!!
Esta es la buena noticia: no tenemos que esperar al 1 de enero de cada año para enmendar errores y entregarnos a Jesús. Él nos da cada mañana la oportunidad de ser mejores hijas del Padre celestial. Si ayer cometiste un error, no dudes en acudir a él. Acepta el perdón de Jesús y sigue el consejo que le dio a la mujer pecadora: «Vete y no peques más».
Hoy es un buen día para celebrar el «Año Nuevo» de tu vida espiritual. Te aseguro que habrá fiesta en el cielo. ¿Qué harás con este nuevo día?
