La historia comienza en 1940 cuando Jesús Michel González y Elvira Velasco Rolón, ambos originarios de Jalisco, buscaron en Guadalajara la oportunidad de arrancar un negocio de dulces que les permitiera mantener a su amplia familia debido a que se vieron en la necesidad de cerrar un comercio que tenían en San Marcos. Don Jesús aprendió a realizar fórmulas trabajando en una farmacéutica y en un inicio comenzaron con pastillas perfumadas, pero, como las ventas no eran lo esperado, optaron por hacer paletas de malvavisco y caramelos con forma de guitarra. Aquellos dulces se distribuían en tiendas locales.
Fue hasta 1950 que el matrimonio comenzó a realizar los famosos mazapanes y resultó un éxito. En México los mazapanes tradicionales son un dulce cocido en horno, elaborado con pasta de almendras, pepitas de calabaza o cacahuates molidos con azúcar. Jesús Michel conocía la receta del mazapán de almendra, pero esa semilla era muy cara, así que modificó la fórmula para emplear cacahuates para que el costo fuera más económico. En un principio, el mazapán se producía en cazos de cobre, en pequeñas viviendas adaptadas como talleres, los cuales eran operados por 10 personas y existían más de 25 en toda la ciudad de Guadalajara. La golosina, al final, se envolvía a mano y se distribuía de tienda en tienda.
“Esa receta la heredó a la familia”, “Sólo nosotros podemos hacer ese sabor. Somos cuatro hermanos de la familia los que tenemos esa receta; nadie más”. lo relata el hoy director y socio de Dulces de la Rosa, Enrique Michel Velasco
Los mazapanes se vendían sin marca, envueltos en papel orito (de un lado blanco y dorado del otro). Sin embargo, conforme fue creciendo el negocio, los requerimientos para los dulces de la familia Michel fueron cambiando, pues los empaques debían indicar el nombre de la empresa y la dirección donde se fabricaban. Por lo que se les etiquetó con la marca Conitas y con tres fresas ilustradas. Sin embargo, Tuvieron que cambiar el nombre porque otra compañía que también vendía mazapanes y que tenía el logo con tres cerezas amenazó con demandar, argumentando que generaban confusión.
Jesús Michel no era de pleitos legales, por lo que decidió ponerle una rosa debido a que había una campaña que identificaba a Guadalajara como la ciudad de las rosas. La gente le puso el nombre al mazapan ya que en la tienda pedían “el de la rosa”. Así es como el famoso dulce y la fábrica que también hace otras golosinas se terminó llamando “Dulces de la Rosa” ya que La marca era Conitas… pero el pueblo le puso el nombre “de la Rosa”
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