Blanca Estela tenía 26 años de edad cuando sus restos fueron hallados en una barranca de Tenancingo, en Tlaxcala. Encontraron su bolsa, sus zapatillas y cabello. Fue entonces cuando la búsqueda por parte de su familia se detuvo.

Meses antes, la joven, mamá de dos menores de edad, salió de su casa en Orizaba, Veracruz, para buscar trabajo en otro estado. Lo encontró en un bar, ubicado en San Pablo del Monte, un municipio en los límites de Tlaxcala y Puebla, una zona conocida como el corredor de la trata de personas.

El lugar en donde se presume que Blanca laboraba como mesera es un sitio que, según investigaciones de su familia, tiene un historial sospechoso, donde no es la primera vez que desaparecen personas, ocurren balaceras y hasta donde según le platicó la joven a su hermana, llegan varias mujeres a trabajar.

El 7 de junio de 2024, Blanca no regresó a la casa donde vivía con uno de sus hijos y una compañera de trabajo. Fue entonces cuando inició su búsqueda, la cual, estuvo rodeada de amenazas por parte de un cartel que exigía a su familia quitar la denuncia.

Una llamada anónima alertó a la familia de Blanca sobre los restos hallados en una barranca, pero a pesar de que las autoridades confirmaron que sí pertenecen a la veracruzana, su hermana aún tiene dudas.

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